Marea Baja
En aquello que hagas
en el lapso inconcreto de esa vida
que consideras tuya y es del viento,
pon lo mejor que tengas:
ardor, bondad, belleza.
Todo lo que te haya sido dado,
también cuanto hayas adquirido, todo,
sin reservarte nada, a cada instante.
¿Porque sabes acaso si mañana
habrá camino para volver sobre lo andado,
una oportunidad para la enmienda?
Solo el presente es nuestro. Y nada dura.
Cada logro o propósito,
cuanto creemos firme, duradero:
rastros de nuestro paso en una playa
que borra sin pasión el mar al retirarse.
Somos huellas de arena en la marea baja.
***
Maré Baixa
Naquilo que fizeres
no período incerto desta vida
que consideras tua e é de vento,
põe o melhor que tenhas:
ardor, bondade, beleza.
Tudo o que te foi dado,
também quanto tenhas adquirido, tudo,
sem nada guardares para ti, a cada instante.
Por que acaso sabes se amanhã
haverá caminho para voltar sobre o já andado,
uma oportunidade de corrigir?
Só o presente é nosso. E nada dura.
Cada sucesso ou intenção,
quanto cremos firme, duradouro:
rastos da nossa passagem por uma praia
que o mar apaga sem paixão ao retirar-se.
Somos pegadas de areia na maré baixa.
Noticias sobre la Concepción de A.
Seguramente ahora, que el estío
ya va cediendo pretensiones
y que el turismo afloja —ese turismo inerte
que las agencias mueven al ritmo de las modas,
de un país a otro, todos los veranos—,
es el momento de emprender un viaje.
Ir, por ejemplo, hasta el final del Duero,
a una fresca terraza junto al río
y degustar despacio
la tarde que se mece en un oporto
añejo y joven, como el sol que cabecea
cansino en la lustrosa roda de las barcazas.
O subir hasta el Carmo a pie, por calles
retrepadas, muy pronto, cuando el sol
aún no aprieta y el aire se retuerce,
puliéndose en los parques, para al fin
aportar al prodigio inverosímil
de la piedra temblando y la luz quieta.
Coger habitación en un hotel
desde cuyas ventanas se contemplen
las aguas mansas del Mondego irse
—con su andar solitario entre la gente—,
contra su voluntad, de Sintra, como
se van los que la quieren.
Igual ahora, cuando septiembre anuncia
con viento seco y malhumor
que todo —hasta el verano— se termina,
sea el momento de emprender un viaje
más allá de nosotros:
ahora que el aire aventa el polvo del camino,
ahora que se adelgaza la noche de sus astros,
las horas merman y la noche es fría.
***
Novidades sobre a idealização de A.
Certamente agora, que o verão
já vai largando as suas pretensões
e que o turismo afrouxa – esse turismo inerte
que as agências mobilizam ao sabor das modas,
de um país para outro, todos os verões –,
é o momento de empreender uma viagem.
Ir, por exemplo, até à foz do Douro,
para uma esplanada agradável junto ao rio
e saborear lentamente
a tarde que perpassa num porto
aneiro e jovem, como o sol que acena
cansado na vistosa proa das barcas.
Ou subir até ao Carmo a pé, por ruas
íngremes, pela manhã, quando o sol
ainda não aperta e o ar se altera,
aprimorando-se nos parques, para no fim
chegar ao prodígio inverosímil
da pedra tremente sob a luz imóvel.
Alugar um quarto num hotel
de cujas janelas se contemplem
as águas mansas do Mondego, sair
-solitário por entre a gente –
contra a sua vontade, de Sintra,
como dela partem aqueles que a amam.
Talvez agora, quando setembro se anuncia
com um vento seco e de mau humor
que tudo – até o verão – termina,
seja o momento de empreender uma viagem
para além de nós próprios:
agora que a brisa dispersa o pó do caminho,
agora que a noite afugenta os astros,
as horas reduzem-se e a noite está fria.
Tradução do espanhol de Victor Oliveira Mateus