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Julio César Galán: de lo catártico a lo sublime
Por Stefania Di Leo Publicado em Literatura a 16 de Janeiro, 2022 2351 palavras
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Julio César Galán: de lo catártico a lo sublime

Podemos empezar diciendo de Julio César Galán (Cáceres, 1978) que entre los años 2006 y 2017 dirigió el Centro de Investigaciones Teatrales (CIDAT) de Cáceres. Posteriormente, fue lector de español en la Universidad de Argel y profesor asociado en la Universidad de las Islas Baleares. Actualmente es profesor contratado doctor en la Universidad de Extremadura; y director de las revistas de teatro y poesía, Dioniso y El juego de los putrefactos.

Es autor de los siguientes poemarios: El ocaso de la aurora (Sial, 2004), Tres veces luz (La Garúa, 2007), Márgenes (Premio de poesía “Villa de Cox”, Editorial Pre-textos, 2012), Inclinación al envés (ERE/Editorial Pre-textos, 2014), El primer día (Isla de Sitolá, 2016) y Testigos de la utopía (Diputación de Cáceres/ Editorial Pre-textos, 2017).

Tiene varios heterónimos (¿será por su admiración a Portugal y Fernando Pessoa o a Antonio Machado?), entre los cuales a ha publicado Gajo de sol (Abezatario, 2009), La llanura (Premio de poesía “Vicente García de la Huerta”, Suárez de Figueroa, 2016) y Para comenzar todo de nuevo (2017) de Luis Yarza; ¿Baile de cerezas o polen germinando? (Ediciones Idea, 2010) y ¿Una extraña orquídea o un superviento estelar? (Bala Perdida, 2021) de Pablo Gaudet; e Introducción a la locura de las mariposas (Tigres de papel, 2015) de Jimena Alba.

De su poesía se han realizado diversas antologías como Ahora sí (Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2018), Donde es aquí (RIL Editores, Santiago de Chile, 2018), Acorde para   las   aguas madres (Balduque, Murcia, 2019), Anotaciones cardinales (Sombrario, Guadalajara, México, 2019), El inventor del Sí (La Zonámbula, Guadalajara, México, 2019) y Sin adiós (Cascahuesos, Arequipa, Perú, 2021). Su última antología, Con el permiso del olvido (Pre-textos, 2021), refleja cómo su obra se asienta en la razón de la autoexploración lingüística, no exento, en ocasiones, de una simbología hermética y con un propósito siempre transgresor en su propuesta de Poesía Especular/Poesía non finito.

Ha sido antologado en Matriz desposeída (Abezetario, 2013), Limados. La ruptura textual en la última     poesía     española (Amargord     2016), Poéticas     del      Malestar (Gallo      Verde, 2017), Desobediencia (El    sastre    de    Apollinaire,    2020), País    Ibérico (Ay    del    Seis, 2022), Exopoetas (2022) y Poéticas del afuera (2022).

Como ensayista cabe destacar Ensayos fronterizos. Entre el poema y la heteronimia (RIL Editores/Universidad de Extremadura, 2017) en coautoría con Óscar de la Torre y Jimena Alba; El último   manifiesto (Trea,   2019) de    Jimena    Alba; Cuaderno    de    Sombrario (Amargord, 2020) y Correos a los editores. Poesía Especular/Poesía non finito (RIL Editores, 2021) como Julio César Galán.

Entre sus textos teatrales podemos citar los siguientes: Eureka (Ediciones del Unicornio, 2014), La edad del paraíso (ERE, 2016) y No. Bocetos de un libro futuro (Ñaque, 2021).

Para Julio Cesar Galán y a partir del libro de poemas Inclinación al envés (2014), el poema es un aprendizaje a través de pruebas y fallos, así que hay mostrar también esto; como dice su axioma: Crear es interpretar y viceversa. Su propuesta es la de la muestra de las distintas vidas de un poema por medio de múltiples notas, de versos excluidos, de lectores integrados en el texto, heterónimos, versiones, reescrituras, tachados, lexicalizaciones, símbolos que hablan del inacabamiento de poema, etc. Vías que nos remiten a una formación literaria de gran influencia filosófica: M. Foucault, M. Blanchot o P. Ricoeur.

Para el poeta es posible salirse del texto poético, de ser un mago que enseña con humildad sus trucos. Al igual que ocurre con sus heterónimos el autor trata de construirse un nombre propio con todos esos nombres (cuya acción ocurre paralela en el poema), no el que nos han dado y mucho menos con esos lastres socioculturales. Los textos de los heterónimos salen de emociones, sentimientos y pensamientos que ya sentimos como ajenos. Es un deseo de vivir, de revivir a quienes fuimos. La heteronimia, entre otras muchas cosas y aunque suene paradójico, para Julio César Galán, es la mejor autobiografía.

En esa autobiografía también están los poemas, cuyos inicios podríamos reunir en los tres primeros poemarios: El ocaso de la aurora, Tres veces luz y Márgenes. Tres poemarios en donde lo metalingüístico se convierte en la base de la palabra poética. Un ejemplo lo tenemos en el siguiente poema de Tres veces luz:

La antigüedad de elevar nubes


Nunca he tocado estas palabras.
Nunca las he tocado
mas son antiguas,
no están cansadas
pero son antiguas.


He hecho hablar a las aguas
que llevaban tu nombre.


He hecho hablar a los árboles
que desde el corazón
se bifurcaban
en picos y hojas y más mediodía
y se multiplicaban por el aire.


Me han contado que nunca
había tocado estas palabras;
me faltaban siglos
para poder abrir sus puertas
porque tuve que degustar
ortigas y nadar hasta el coral
que fue mi cabellera.


Y he aprendido a crear distancia,
a olvidarme de mí,
a no golpearme ante los muros.
El dolor enseña.
La sangre enseña y comunica.
Las nubes nos habitan y enseñan.
Nunca he tocado estas palabras
mas son claras y duras
como la piel
que toco hasta adentrar mis manos,
y son antiguas y claras
aunque vengan de aquella gusanera.

Con estos versos Julio Cesar Galán expresa la superación del pensamiento articulado por lo que no hay tiempos en la poesía; la palabra poética de la que habla es transformación y permanencia. Su poesía es fusión con la naturaleza (casi un panismo de D´annunzio), con el tiempo y con en el espacio. Es fusión del hombre con el mundo. La armonía habita en el poema, en la fidelidad de la palabra establecida. A través de la prosopopeya Julio Cesar Galán llega a la condensación de la infinitud, al comunicar el ser de la palabra: se intuye, se prevé en la memoria, en su intención poética. Aquí, podemos ver estas observaciones en un poema perteneciente a su libro, Márgenes:

Anillos

sin la corteza los árboles soltaron sus anillos
y cambiabas los nombres por un mundo secreto
y susurraba el arroyo que llevamos de los pies a la frente
nunca podrás diferenciarte de las aves y de la nieve
lo sé desde el día en que comencé a escribirte

***

frente al mar convivimos
sin más nombre que el mar
con pájaros desconocidos
que parecen marea


crece por dentro la marea
y me sonríes frente al mar
de pájaros desconocidos


cuando vives en júbilo te pareces
tanto a las buganvillas
que me ennovias

***

y el verano es la risa
el ocio de azular allende
el tiempo de extinguirse
uno en el otro
¿alguna vez salimos
de la mar y el verano?

La naturaleza, el paisaje y, sobre todo, elementos como los árboles, los pájaros, la llanura, las manos, el mar o los arroyos forman parte de esa simbología que acompañan a numerosas imágenes y metáforas vitalistas tan importantes en la literatura de Julio Cesar Galán, ya que expresan las diversas tonalidades de sus vivencias, de la musicalidad versal y de la esencia de su pensamiento lírico. Y lo hace de manera que

cualquier lector puede identificarse fácilmente. Así, en el poema, “Cruzando el frío” de Márgenes, el mar resulta algo esencial en su circularidad con lo isleño, algo a lo que está unido y que le ayuda a regenerarse, sin más nombre que los del agua. El mar le ha enseñado lo minúsculo de la calma y, al mismo tiempo, la paz que lleva consigo. He aquí el texto mencionado:

Cruzando el frío

ya no puede tocar los árboles
como parte del brazo
ya no puede sangrar las aves
porque son horizontes y recelos
ya está clara la orilla

los días más enteros ruedan

* * *

ya no puede tocar los árboles
como parte del brazo
ya no puede sangrar las aves
porque son horizontes y recelos
ya está clara la orilla

los días más enteros ruedan

***

puedes decir
por los limos del quinto pabellón
por las piedritas de los ganglios secos
por el quiquiriquí de llagas
que una nueva mirada
está cruzando el frío

afirmaba la fuerza de aquel río saliendo de la cumbre
en los sentidos
las nubes y la nieve desmigajándose como unas alas

* * *

En este poema, el poeta habla del frío, el cual le ha enseñado que nada permanece, que todo está en permanente cambio y transformación. A través de los versos destaca el poder de la naturaleza para transformarlo todo, que a su vez también ha transformado al poeta, lo que ha hecho que no se detenga nunca. En otros poemas del autor y de esos primeros libros, la naturaleza se presenta como un elemento importante en el desarrollo de los versos, como un marco en donde el poeta recupera vivencias y proyecta musicalidades.

Así, el poeta elige este elemento para darnos a entender su situación íntima y sensible y, al mismo tiempo, como la naturaleza influye en sus decisiones vitales. Por sus paisajes, por su sonido, color, etc., hace que entre en un proceso casi catártico. La poesía de Galán, aunque revolucionaria y abierta, tiene raíces clásicas, aristotélicas y platónicas. A través del poema se llega a la catarsis, a la búsqueda de diferentes estratos lingüísticos, tanto en la forma poética como en la inneresprchform, es decir, en las figuras interiores de su macro-lenguaje poético. La palabra catarsis, de origen griego: κάϑαρσις, significa “purificación”, y el verbo καϑαίρω del que proviene el sustantivo significa “purificar”, algo que, en la poesía de Galán, a partir de Inclinación al envés, se hace a base de juntar reescrituras y escritura. Para Aristóteles, la catarsis era la purificación de sus pasiones de quienes presenciaban la representación de una tragedia, ya que el arte dramático era para él un imitador de la realidad y, al reproducir hechos serios, sangrientos o de duelo, los “sublimaba” en un sentimiento de lástima, de terror, remediando de alguna manera las ansiedades cotidianas. Esta sublimación se hace en esta creación poética a base de agujerar el texto, de poner su genética textual.

La poética de Julio César Galán madura y destaca enormemente en Inclinación al envés, obra en la que quiebra el conformismo y rompe enlaces de cauces anteriores, como si el poeta abriese un nuevo ciclo, al que se sumarán los tiempos de El primer día y Testigos de la utopía, cuyas vías del poema
son definidas como “poesía non finito”. Propuesta que se muestra a través del esbozo, del boceto, mediante imágenes que parecen inacabadas y de sentido abierto.

Por su parte, su último libro publicado con su nombre, Testigos de la utopía recoge un monólogo interior, en flujo de conciencia, a través de una intensa exploración lingüística y sentimental en los tiempos de la Primavera Árabe o la crisis económica en España. Nos lo explica en textos como “Poema excluido, pendiente de reescritura”. Galán se entrega en este libro, desde la polifonía y el remake, al vaivén entre escritura y reescritura y a la des-automatización de lo que entendemos por poesía.

Para concluir quiero destacar que la poesía de Julio Cesar Galán tiene también arraigo en la estética crociana, hablo de la purificación catártica que habría pasado por la poesía en su sentido más amplio: la catarsis, en la visión de Croce, era el momento más alto de la intuición poética. Y la intuición poética de ese joven poeta reside, sin duda, en lo sublime.


Nota bioblibliográfica:

Fue lector de español en la Universidad de Argel y profesor asociado en la Universidad
de las Islas Baleares. Actualmente es profesor contratado doctor en la Universidad de
Extremadura.
Autor de los siguientes poemarios: El ocaso de la aurora (Sial, 2004), Tres veces luz
(La Garúa, 2007), Márgenes (Premio de poesía “Villa de Cox”, Editorial Pre-textos,
2012), Inclinación al envés (ERE/Editorial Pre-textos, 2014), El primer día (Isla de
Sitolá, 2016) y Testigos de la utopía (Diputación de Cáceres/ Editorial Pre-textos,
2017). Además, ha publicado como heterónimo los siguientes libros de poemas: Gajo
de sol (Abezetario, 2009), La llanura (Premio de poesía “Vicente García de la Huerta”,
I.E.S. Suárez de Figueroa, 2016) y Para comenzar todo de nuevo (Ay del Seis, 2017) de
Luis Yarza; ¿Baile de cerezas o polen germinando? (Ediciones Idea, 2010) y ¿Una
extraña orquídea o un superviento estelar? (Bala Perdida, 2021) de Pablo Gaudet; e
Introducción a la locura de las mariposas (Tigres de papel, 2015) de Jimena Alba.
De su poesía se han realizado diversas antologías como Ahora sí (Huesos de Jibia,
Buenos Aires, 2018), Donde es aquí (RIL Editores, Santiago de Chile, 2019), Acorde
para las aguas madres (Balduque, Murcia, 2019), Anotaciones cardinales (Sombrario,
Guadalajara, México, 2019), El inventor del Sí (La Zonámbula, Guadalajara, México,
2020) y Sin adiós (Cascahuesos, Arequipa, Perú, 2020).
Ha sido antologado en Matriz desposeída (Abezetario, 2013), Limados. La ruptura
textual en la última poesía española (Amargord 2016) Poéticas del Malestar (Gallo
Nero, ), Desobediencia (El sastre de Apollinaire, 2020), País Ibérico (Ay del Seis,
2021), Exopoetas (de próxima edición) y Poéticas del afuera
Como ensayista cabe destacar: Ensayos fronterizos. Entre el poema y la heteronimia
(RIL Editores/Universidad de Extremadura, 2017) en coautoría con Óscar de la Torre y
Jimena Alba; El último manifiesto (Trea, 2019) de Jimena Alba; Cuaderno de
Sombrario (Amargord, 2020) y Correos a los editores. Poesía Especular/Poesía non
finito (RIL Editores, 2021) como de Julio César Galán.
Entre sus textos teatrales podemos citar los siguientes: Eureka (Ediciones del
Unicornio, 2014), La edad del paraíso (ERE, 2016) y No. Bocetos de un libro futuro
(Ñaque, 2021).


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