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Recensão de um livro de José Iniesta
Por José Ángel García Caballero Publicado em Espanha, Literatura, Recensões a 12 de Janeiro, 2021 613 palavras
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QUÉ LIBERTAD CALLAR POR LOS CAMINOS. 

UNA LECTURA DE LLEGAR A CASA, DE JOSÉ INIESTA

La poesía de José Iniesta (Valencia, 1962) es un ejercicio de celebración sobre aquello destinado a perecer, esa belleza de lo efímero. Como si aquella sentencia machadiana (Se canta lo que se pierde) adquiriese un carácter hímnico. Su último libro, Llegar a casa (Renacimiento, 2019), consolida esa poética de una de las voces más personales de la lírica española, ya reconocida con premios como el Ciudad de Valencia y el Ciudad de Badajoz.

Me ocupo en estas líneas de conversar con este último libro que, desde el acertado título, celebra el consuelo, o mejor la compañía, el afecto de lo conocido, de lo amado. Un libro pegado a la tierra, al paisaje cotidiano de un personaje poético dado a la contemplación, a un deambular meditativo con su entorno.

El poema que abre el libro, Alcance y unión, deja patente esa poética de amar aquello destinado a la ceniza, de cantar lo vivo (uno de sus libros se tituló Arder en el cántico). En el poema dice: Ahora que me besas en la noche:/ de nuevo sé quién soy,/ dónde mi vida/ celebra el alto incendio de su arder.

Se ha dicho que, de alguna manera, los poetas siempre están escribiendo el mismo poema. Veo con claridad esa idea en la trayectoria de José Iniesta, su insistencia en el canto, en el ritmo pautado de su música, sin cejar en esa expresión de amor a lo que vive. La abundancia de infinitivos y gerundios redunda en esa ida. Pues hablo de un poeta formalmente exquisito, que ha integrado muy bien la tradición clásica de la poesía española: Manrique, San Juan de la Cruz, etc. 

Sabe de la caducidad de sus circunstancias, por ello las celebra, como escribe en Dudas y certezas: y sólo sé que escribo en este otoño/ los versos del desgaste de la vida,/ la lluvia venturosa del amarte,/ la desnuda elegía que agradece/ el suceso increíble/ de existir a tu lado.

El personaje que recorre estos poemas es dado a la contemplación, que es voluntad de asombro y de estima, por tanto de libertad. En el poema Paseo por la sed dirá: Qué libertad callar por los caminos. Esa intimidad del paseante (no el flaneur de Baudelaire, sino un personaje más bucólico, que se siente parte de la naturaleza) lo lleva a la experiencia del amor, envolviendo el poema. La entrega, la reciprocidad, se convierten así en ejes de este tránsito, que en esencia es efímero. Así escribe en el poema titulado, precisamente, La entrega para cerrar el libro: Aquí estamos los dos,/ donde estuvimos./ Ya ves con cuánto amor voy a la muerte./ Hoy todo está ocurriendo en el minuto/ donde tocas mi frente con tu mano/ debajo de esta rama,/ debajo de esta rama/ donde pasa la vida.

Un libro homogéneo, de estructura sólida y evocadora, sólo mirar el índice nos lleva a un recorrido amable, apetecible, es de voz insitente pero sin excesos, sin ruido. Lenguaje y tono clásico, que no cae en barroquismo, sino en cercanía. De alguna manera, revitaliza expresiones y palabras como rescata esa mirada pausada sobre aquello que, a veces, el ritmo de los días desdeña. Como lector, me siento partícipe de esta melodía, de esta compañía por los senderos de los tiempos. Libro para ser leído, casa que acoge con hospitalidad.

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